Enclavada en una rica zona agrícola regada por los ríos Guadaira y Guadalete, entre la Sierra Sur y la Campiña. Sus tierras, prácticamente llanas, se dedican al cultivo de cereales, olivos, herbáceas y algodón. El caserío, de blancura sin par, está jalonado por numerosas casonas, palacetes, iglesias y antiguos conventos que denotan épocas de esplendor. Los mármoles de sus canteras son un material frecuente en las escalinatas y fachadas.