Dice el refranero popular que "por San Silvestre, despídete de éste", refiriéndose a que por la festividad del papa bajo cuyo pontificado cesaron las persecuciones a los cristianos en tiempos de Constantino, el 31 de diciembre, concluye el año. Conserva Huesa unas curiosas y peculiares fiestas en honor de San Silvestre, su patrón, que comienzan la noche anterior con la quema en la plaza de la iglesia de los llamados "Castillos del Santo", ritual de fuego en torno al cual no habrán de faltar quienes canten y bailen, ni quien apueste por saltar las llamas y los rescoldos de la hoguera. En el transcurso de esta festividad se conserva la costumbre, desde tiempo inmemorial, de "servir al santo", ya sea por cumplimiento de una promesa en señal de acción de gracias, o por un voto penitencial.
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